El síndrome de Angelman (AS) (OMIM#105830) es causado por la ausencia o el mal funcionamiento del gen materno de ubiquitina-proteína ligasa E3A en el cromosoma 15q11.2-q13. Tiene lugar en uno de cada 12.000–20.000 individuos, afectando a hombres y mujeres por igual (1-3).
Las características de AS incluyen discapacidad intelectual severa, convulsiones recurrentes, ataxia, falta de habla, risas frecuentes, movimientos bruscos y de tipo títere, trastornos del sueño y trastornos de la marcha y el equilibrio. La epilepsia es una de las características más comunes y afecta al 80-90% de las personas con AS.
La prevalencia de problemas de sueño en AS varía del 20% al 80%. Los problemas de sueño parecen ser más graves en la primera infancia, entre los 2 y los 6 años, aunque pueden disminuir o desaparecer al final de la infancia (2).
Las personas con AS tienen dificultades para conciliar y mantener el sueño, múltiples despertares nocturnos, tiempo total de sueño reducido, trastornos del ritmo del sueño-vigilia, trastornos del movimiento nocturno, enuresis, bruxismo, terrores del sueño, sonambulismo, parálisis del sueño, somnolencia diurna excesiva, así como dificultades respiratorias relacionadas con el sueño (4, 5).
Según los estudios existentes, la presencia de epilepsia se asoció con la confirmación de padecer problemas del sueño. El despertar nocturno frecuente fue la queja más comúnmente reportada en el 80% de los sujetos. Los padres informaron que el 62% de los niños de 2 a 14 años se despertaron más de dos veces por noche, a veces durante tiempos prolongados. Se demostró que la frecuencia de tales despertares disminuye con la edad (5).
La mala calidad del sueño y la continuidad, pueden afectar negativamente el desarrollo neurocognitivo, las interacciones sociales y las alteraciones conductuales que, además, han demostrado causar estrés y afectar a la calidad de vida del cuidador (6).
De hecho, en comparación con los padres de niños con otras condiciones genéticas raras, los padres de niños con AS han reportado niveles más altos de angustia psicológica, incluyendo depresión, estrés y ansiedad (7).
Los sujetos con AS demostraron una tendencia de índice de movimiento periódico más alto de las extremidades (PLMI) aunque el resultado no fue significativo (4). Los padres informaron una mayor presencia de hipercinesia nocturna, movimientos inusuales y dolor de origen desconocido durante el sueño, convulsiones nocturnas, enuresis, bruxismo (22%), temblores nocturnos (5-6%) y sonambulismo en comparación con los controles de desarrollo típico.
Sin embargo, la acción de hablar durante el sueño fue reportada con menor frecuencia que en los controles (5). Los trastornos del movimiento rítmico relacionados con el sueño, balanceo del cuerpo o golpes en la cabeza, están presentes tanto en niños con AS como en sujetos normales, pero en los niños con AS estos comportamientos persistieron más allá de la edad esperada de 3 a 4 años (2).
Se ha encontrado que los pacientes con AS tienen niveles de melatonina sérica nocturna más bajos que los controles (8).
En un estudio no controlado del uso de melatonina a dosis bajas (0.3 mg) en niños con AS, la actigrafía de muñeca (una técnica de gran utilidad para estudiar el ciclo vigilia/sueño o patrón vigilia-sueño) registró una disminución de la actividad motora y un aumento del tiempo total de sueño durante seis días. El mantenimiento de este efecto no fue estudiado (9).
Un estudio más amplio sobre la melatonina en niños con discapacidad intelectual obtuvo una disminución de la latencia del conjunto del sueño, aunque la melatonina no influyó en el número de despertares nocturnos o la duración total del sueño, a pesar que el grupo con AS recibió dosis relativamente altas de melatonina (9 mg) (2).
Por último, un ensayo (aleatorizado, doble ciego, controlado por placebo), acerca de la relación melatonina y AS, encontró que la melatonina disminuyó la latencia del sueño, aumentó el tiempo total de sueño y disminuyó los despertares nocturnos, aunque la melatonina salival se volvió muy alta después de unas pocas semanas (10).
Conclusión:
La melatonina se ha sugerido como una terapia eficaz para promover el inicio y el mantenimiento del sueño en la AS, pero la evidencia aún es pequeña debido al pequeño tamaño de las muestras de pacientes; sin embargo, si la melatonina es eficaz, implica que la disfunción del ritmo circadiano puede desempeñar un papel importante en los problemas de sueño de AS. Por lo tanto , sería útil una investigación adicional sobre la dosificación óptima y qué pacientes responderían mejor a un tratamiento con melatonina (2).
Referencias:
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Miano S, Bruni O, Elia M, Musumeci SA, Verrillo E, Ferri R. Sleep breathing and periodic leg movement pattern in Angelman Syndrome: a polysomnographic study. Clinical neurophysiology : official journal of the International Federation of Clinical Neurophysiology. 2005;116(11):2685-92.
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