Varios estudios indican que el estrés y la calidad del sueño están relacionados.
Una mala calidad del sueño causada, por ejemplo, por una duración demasiado corta del sueño o por muchas interrupciones del mismo, provoca mayores niveles de Cortisol (hormona del estrés) durante el día. Esto se traduce en un aumento de la sensibilidad al estrés durante el día.
El Cortisol se produce a primera hora de la mañana haciendo que nos despertemos y podamos empezar el día con energía. Al final del día, su producción disminuye de forma considerable. Por otra parte la Melatonina (hormona del sueño) se produce en mayor cantidad al final del día haciendo que tengamos sueño.
Conclusión
Una producción óptima de Melatonina nos asegura disfrutar de una buena calidad de sueño sin problemas para quedarnos dormidos y sin interrupciones. Dormir bien por la noche nos ayuda a afrontar mejor el estrés y mejora nuestro estado de ánimo.