La fibromialgia es una patología que ocasiona gran sufrimiento debido a todos los síntomas asociados al dolor y por el gran impacto que provoca en la calidad de vida del paciente.
La fibromialgia, o síndrome de fibromialgia, es una enfermedad crónica de etiología desconocida, que forma parte de un espectro de síndromes que carecen de clasificación precisa, así como de pruebas diagnósticas específicas, provocando un gran impacto en la calidad de vida de los pacientes y representando un importante reto terapéutico. Se caracteriza por hipersensibilidad o dolor musculoesquelético crónico generalizado, con frecuencia asociado a una serie de comorbilidades dentro de las que se incluyen (1,2):
Cansancio y fatiga.
Trastornos del sueño (Alteración crónica del sueño, sueño no reparador).
Trastornos psicológicos y psiquiátricos (Alteraciones del estado de ánimo, frustración personal, ansiedad, depresión).
Alteraciones cognitivas.
Síntomas somáticos múltiples.
En cuanto a la fatiga, al menos el 75% de los pacientes con fibromialgia refieren experimentarla e incluso la consideran más severa que el dolor, teniendo un gran impacto en su función cognitiva (3).
En relación a la ansiedad y depresión, los pacientes con fibromialgia tienen una prevalencia durante toda la vida de trastornos del estado de ánimo, principalmente depresión. Varias teorías podrían explicar la alta tasa de Trastorno depresivo Mayor (MDD) y fibromialgia. En primer lugar, el MDD podría ser una consecuencia de vivir con dolor crónico y otros síntomas debilitantes. En segundo lugar, la fibromialgia podría representar una manifestación inusual de la depresión. Finalmente, existe la posibilidad de que el MDD y la fibromialgia sean parte del mismo espectro de trastornos compartiendo etiologías subyacentes.
Por ultimo, las manifestaciones cognitivas incluyen el ‘fibrofog’ caracterizado por varios disturbios como:
Disminución de la capacidad para concentrarse.
Disminución de la memoria inmediata o memoria a corto plazo.
Incapacidad para realizar múltiples tareas.
Algunos ejemplos son los olvidos o fallos de memoria, la confusión mental, la sobrecarga sensorial o percepción sensorial distorsionada, la confusión de palabras o reducción de la fluidez verbal, así como la disminución de la capacidad para pensar, concentrarse, procesar información o seguir conversaciones (4, 5).
Alteración de la calidad del sueño y del ritmo circadiano.
Entre un 70 y 90% de pacientes con fibromialgia manifiestan una mala calidad del sueño con las siguientes características (5):
Mayor latencia de sueño.
Despertares nocturnos, despertar temprano.
Menos horas de sueño.
Sensación de sueño no reparador.
También se ha observado una mayor frecuencia de ritmos α durante el sueño NREM (Non-Rapid Eye Movement) asociada generalmente a la vigilia y que, por tanto, se considera responsable del patrón de sueño no reparador en pacientes con fibromialgia (6).
Se ha descubierto que en estos pacientes existen alteraciones en los ritmos circadianos de secreción de ciertas hormonas y neurotransmisores como el cortisol, la serotonina, y la melatonina.
Numerosos estudios han puesto de manifiesto que el patrón de secreción de cortisol se encuentra alterado respecto al hallado en sujetos sanos, lo cual sin lugar a dudas, influye en el patrón de secreción normal de hormonas que se encuentran estrechamente vinculadas al cortisol, como son la serotonina y la melatonina. Algunos trabajos señalan que los sujetos con fibromialgia presentan:
Un desajuste del nivel de cortisol durante el periodo nocturno. Especialmente alrededor de la medianoche la concentración de cortisol es muy superior en los sujetos enfermos respecto a los sujetos sanos (7).
Una disminución en la secreción de melatonina durante las horas de oscuridad.
Niveles séricos bajos de triptófano y serotonina, precursores de melatonina (8-11).
Se considera, por tanto, que los trastornos del sueño en pacientes con fibromialgia pueden estar relacionados con bajos niveles de melatonina.
Tratamientos para combatir la sintomatología asociada a la fibromialgia.
El interés por la investigación de este complejo síndrome surge desde el momento en el que, como es bien conocido, no existe un tratamiento definitivo ni curativo para esta enfermedad. Las diversas modalidades terapéuticas existentes comprenden principalmente el uso de fármacos para paliar la sintomatología típica vista anteriormente.
Con el objetivo final de mejorar la calidad de vida de los pacientes, el tratamiento de la fibromialgia suele ir encaminado al control y disminución de los síntomas del dolor y la fatiga, mejorar el sueño, así como mejorar el bienestar psicológico e incrementar la capacidad de afrontar la enfermedad.
Sin embargo, el uso de muchos de estos fármacos por largos periodos de tiempo puede ocasionar efectos adversos en la salud del paciente (por ejemplo: el uso prolongado de ansiolíticos puede generar dependencia). Por este motivo, cada vez son más los estudios que proponen el uso de terapias alternativas para aliviar o mejorar la calidad de vida de estos pacientes:
El ejercicio físico, se considera como la terapia no farmacológica más efectiva en el tratamiento de la fibromialgia, puesto que carece de efectos secundarios relevantes y actúa sobre diferentes variables que afectan a la enfermedad, como son los aspectos físicos, psicológicos y el alto impacto en la calidad de vida. Se recomienda ejercicio de tipo aeróbico, como la natación o el caminar, ejercicios de fortalecimiento muscular, y ejercicios de estiramiento o flexibilidad.
Entre las terapias complementarias y alternativas que pueden ser útiles como adyuvantes en el tratamiento de la fibromialgia se encuentran: inyecciones en puntos dolorosos, manipulación quiropráctica, taichí, yoga, acupuntura o terapia de liberación miofascial.
Recientemente, son muchos los estudios publicados que avalan el potencial terapéutico de la melatonina para paliar la sintomatología de la fibromialgia debido a la multitud de propiedades beneficiosas que esta posee y a la ausencia de efectos secundarios conocidos.
Eficacia de la melatonina en el tratamiento de la fibromialgia.
La melatonina es una molécula pleiotrópica que se encuentra involucrada en múltiples procesos fisiológicos, regula el ritmo sueño-vigilia, mejora el estado de ánimo, y actúa como un potente antioxidante endógeno, entre otras muchas funciones.
Numerosos autores han comprobado que la melatonina desempeña un papel importante en la regulación del dolor en condiciones fisiológicas, ya que tanto la percepción del dolor como la secreción de melatonina son de naturaleza circadiana (9,12).
La melatonina es eficaz como agente ansiolítico y analgésico, en el tratamiento de enfermedades con dolor crónico moderado (13), alteraciones del sueño (14), trastornos del estado de ánimo (15) o inflamación (16).
En base a estas propiedades de la melatonina, a su implicación en los ritmos sueño-vigilia, y, debido a la ausencia de un tratamiento específico para el control de los síntomas de la fibromialgia, en los últimos años han surgido varios estudios clínicos que resaltan los beneficios del tratamiento con melatonina en pacientes con fibromialgia (17-21):
Los autores de en un ensayo clínico abierto y aleatorizado en 21 mujeres con fibromialgia, con terapia oral de melatonina a dosis de 3 mg./día, 30 min. antes de la hora de irse a dormir, durante 1 mes, encontraron una mejora significativa, no sólo en la calidad del sueño, sino también en los puntos dolorosos en comparación con la situación previa al tratamiento. Los resultados de ese estudio también sugirieron que el tratamiento con melatonina tiene el potencial de mejorar el dolor, la fatiga y los síntomas de depresión (20).
En otro estudio realizado en 101 pacientes con fibromialgia, se observó que el tratamiento con melatonina por sí sola tuvo efectos significativos en la mejora del dolor, la fatiga, el reposo/sueño, rigidez, comparables a un bloqueador de la reabsorción de serotonina, la fluoxetina. La terapia combinada con melatonina y fluoxetina mostró una reducción mucho mayor en la puntuación de ansiedad y fatiga en estos pacientes y también disminuyó considerablemente la depresión (21).
Recientemente se ha probado la eficacia del tratamiento con melatonina versus melatonina más amitriptilina, otro inhibidor de la recaptación de serotonina, y los resultados mostraron que una terapia combinada de amitriptilina y melatonina, y melatonina como monoterapia fueron más eficientes que la amitriptilina en monoterapia para la mejora del dolor, la rigidez matutina y los trastornos del sueño (17).
En un reciente estudio se ha valorado el efecto de la toma de distintas dosis de melatonina (3, 6, 9, 12, 15 mg./día; durante 10 días cada una), sobre la calidad del sueño nocturno, el estado anímico/emocional, el grado de dolor, ansiedad y la calidad de vida, así como el estado antioxidante de 33 pacientes con edades comprendidas entre 40-70 años con fibromialgia severa (22). Analizando los resultados se concluyó que:
A partir de 6 mg./día, mejora la calidad del sueño aumentando de manera dosis-dependiente, como demostrado mediante activimetría.
Tras la ingesta de dosis medias y altas de melatonina (9, 12 y 15 mg.), mejora la calidad de vida correlacionándose con la disminución del estrés oxidativo observado a través de los niveles de cortisol urinario.
La ingesta de cualquiera de las dosis de melatonina disminuye el grado de dolor y los niveles de ansiedad. Sin embargo, el estado de ánimo/emocional mejora con dosis medias y altas de melatonina, siendo estas mejoras especialmente notables tras la ingesta de 15 mg. de melatonina.
Todas las dosis de melatonina disminuyen el grado de dolor y los niveles de ansiedad, e incrementan el estado antioxidante tanto en suero como en orina de las pacientes.
En su conjunto, los resultados obtenidos en los estudios reportados avalan el potencial terapéutico de la melatonina para combatir trastornos del sueño, reducir el dolor, y mejorar parámetros relacionados con el estado emocional, la ansiedad y, en general, la calidad de vida de pacientes que sufren grado severo de fibromialgia.
Conclusión.
La fibromialgia es un síndrome altamente complejo, con un cuadro sintomático variable y de etiología aún desconocida, por lo que su tratamiento farmacológico se basa principalmente en el alivio del dolor, la ansiedad, en aumentar el estado de ánimo/emocional del paciente, o en combatir las alteraciones de sueño nocturno y/o insomnio. Los fármacos habituales utilizados son relajantes musculares, hipnóticos sedantes, antiinflamatorios o antidepresivos. Sin embargo, y a pesar de que estos fármacos mitigan síntomas de la enfermedad, no llegan a ser efectivos para combatir la fibromialgia. Algunos estudios han puesto de manifiesto que las alteraciones en el sueño nocturno, incluyendo sueño no reparador, insomnio, despertar temprano y mala calidad del sueño que padecen un alto porcentaje de pacientes con fibromialgia, podrían ser debidas a defectos en la producción de triptófano y serotonina (precursores de la melatonina), lo que podría justificar una síntesis menor de melatonina durante la noche. Por tanto, como reportado en los estudios, la administración de melatonina podría ser un tratamiento adyuvante en la fibromialgia.
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Papel de la melatonina en la fibromialgia y alteraciones asociadas.